jueves, 30 de abril de 2009

RETO AL DESTINO

Fue en la primera fiesta, la del viernes 8 de abril de 1983, que escuché ese blus (así le decíamos a los lentos en esa época). Recordé de inmediato que la había escuchado en la promoción que pasaban en la tele de la película Reto al Destino (An Officer and a Gentleman). Es que la melodía de Up Where We Belong es pegajosa e inolvidable. Además, bailé ese blus (mi hija se ríe cada vez que me escucha decir esta palabra para referirme a las baladas ochenteras) con la primera lolita que me gustó del Octavo Básico del CCM que habíamos invitado para dicho carrete.
El caso es que me dije que iría al cine para verla. Es que también, con sólo verla en dicha promo televisiva, quedé enganchado de la Debra Winger. Pero la decepción fue mayúscula cuando vi el aviso en el diario que destacaba Mayores de 18 años. ¡Tendría qué esperar cinco años, 60 meses para verla! ¡No podía ser!
Para colmo, cuando un compañero de curso, el Lagaña Oliveros, la había conseguido en Betamax no me invitó a su casa a verla el muy Judas. Y tuve que conformarme con escuchar que “la amiga de la mina qué mala era con el amigo” o también “güena la moto del Richard Gere”. Qué lata escuchar eso. Me conformé con leer un resumen del argumento que por esos días publicó el diario La Tercera. ¡Pero no era lo mismo!
Hasta que ocurrió el milagro… justo cinco años después. Canal 13 (sí, la estación del angelito) la exhibió un domingo de noviembre por la noche. Y no me decepcioné. No lo puedo negar: me dio pena cuando Sid (David Keith) se suicida porque la Lynette (Lisa Blount) le había confesado que no lo amaba y que había inventado lo del embarazo. Y el pobre Zack Maggio (Richard Gere) llora la muerte de su yunta, el que lo había apoyado en su esfuerzo de ser alguien en la vida… a pesar de sacar de quicio al Sargento Foley (Louis Gosset Jr.) con sus movidas raras como vender hebillas limpias a los compañeros. Para colmo, Zack era rollero porque tuvo que graduarse como alférez para darse cuenta que amaba a la Paula Pokrifki (Debra Winger) y que los sentimientos de ella eran sinceros. La escena final, aquella en que Zack vistiendo su albo uniforme va a la empacadora a buscar a Paula y llevársela, ante la emoción de la mamá de ella y el aplauso de sus compañeras de trabajo, es notable. Francamente, ídolo.
Pero con esta película quedé con una espina clavada: me había hecho ilusiones ir a verla en el 83 con la niña con la que había bailado el blus con la canción de esta película. Era el mejor panorama para una cita romántica, que se coronaría comprando en el Paseo Ahumada un barquillo americano, esos de máquina. Sin embargo, el Consejo de Calificación Cinematográfico de esos años echó por tierra mis ilusiones de enamoradizo adolescente…

1 comentario:

  1. uy!! excelente!! hasta hoy esta película fue mi ideal del amor..!!! es un clásico de clásicos...

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