martes, 5 de mayo de 2009

¡QUIÉBRATE CON EL BREAKDANCE!

Yo seguía con mi curso de guitarra, con el firme objetivo de formar mi grupo musical y así tener locas a las minas. Estaba sacando unos acordes en mi pieza cuando un día sábado de fines de mayo de 1984 apareció en las pantallas de “Sábados Gigantes” (me refiero al de verdad, no al remedo que pasan hoy) un dúo que bailaba como robot, casi como quebrándose. Don Francisco los presentó como Pavón y Clemente, y dijo que bailaban… ¡breakdance!
Estos dos hacían unos movimientos que me dejaron con la boca abierta. Se revolcaban en el suelo girando, unían sus manos y como que una corriente los recorría. ¡Era algo que nunca había visto! Este par, que después se supo eran portorriqueños radicados en el barrio del Bronx, habían llegado a nuestro país para difundir este baile y una película que, justamente, se llamaba “Breakdance”. ¡Era el baile de moda!
Qué movimientos a lo Michael Jackson… qué meneos monotemáticos para bailar en los carretes… qué blus para engrupir… ¡había qué aprender breakdance! O si no, ninguna chiquilla nos pescaría…
Yo trataba de hacer alguno de sus movimientos, pero nada. Lo peor es que en uno de esos intentos hice un giro no sé cómo que terminé con un parche León pegado en la espalda.

Terminé rindiéndome cuando me invitaron al cumpleaños de una amiga, y uno de los invitados dejó el pandemonium con la danza: hizo todas las movidas que se veían en la tele. Le faltó poco para sacarse la cabeza, dejarla en la mesa e irse caminando como robot. Las minas que asistieron a ese carrete cayeron derretidas en sus pies. Y yo, bien.
Además, había que grabar como sea la canción que bailaban Pavón y Clemente en la tele: Blue Monday de New Order. Si contaba con un casette con ese tema, tendría la mitad de la atención en las fiestas. Llamé a la radio Concierto, a la Carolina, a la Galaxia, a la Naranja, a la Tiempo para que tocaran esa canción. Que la tocaban, la tocaban. El problema es que justo cuando yo encendía la radio, no la tocaban.
Me resigné, totalmente. No quería nada con el breakdance. Visionariamente, me dije que iba a pasar muy pronto de moda. Y así fue: a pesar de que después apareció un dúo parodiando a Pavón y Clemente, que se llamaron Guatón y Buen Diente, a fines de ese año poco o nada quedaba del bailecito. Así que no tuve más necesidad de comprar parche León.

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